¡Malibú en llamas! El devastador incendio ‘Franklin’ arrasa hogares, carreteras y universidades
La tranquilidad de Malibu Canyon fue abruptamente interrumpida la noche del lunes, cuando un voraz incendio forestal, bautizado como ‘Franklin’, encendió la alarma en toda la costa sur de California. Alimentado por los feroces vientos de Santa Ana, que alcanzaron velocidades de hasta 128 km/h, las llamas avanzaron con una velocidad impresionante, destruyendo más de 737 hectáreas en cuestión de horas.
Las órdenes de evacuación obligatoria fueron emitidas en gran parte del este de Malibú, forzando a más de 6,000 residentes a huir en medio de una tormenta de brasas y un caos indescriptible. Según reportes de Fox News, las autoridades utilizaron altavoces para alertar a los habitantes sobre el peligro inminente, mientras los bomberos luchaban sin descanso desde tierra y aire, enfrentándose a condiciones climáticas extremas y una humedad tan baja como el 9%, que avivó aún más las llamas.
Uno de los puntos más críticos del incendio fue el acercamiento al campus de Pepperdine University, que se vio obligado a activar un protocolo de emergencia, instando a estudiantes y personal a refugiarse en el Tyler Campus Center y la biblioteca Payson. “Este es el peor incendio que hemos enfrentado cerca de la universidad”, declararon autoridades de Pepperdine, que suspendieron todas las actividades académicas, incluyendo exámenes finales, mientras el campus experimentaba apagones de energía.
Los residentes de Malibú, acostumbrados a la amenaza de incendios, describieron esta experiencia como una de las más aterradoras. Bruce Silverstein, miembro del consejo municipal, relató cómo tuvo que evacuar su hogar mientras veía desde cámaras conectadas a la red cómo las llamas se acercaban peligrosamente a su propiedad. “Es desgarrador. Mi casa estuvo a segundos de prenderse fuego varias veces”, confesó con la voz quebrada.
El incendio Franklin logró cruzar la emblemática Carretera Costera del Pacífico, una arteria vital para la región, afectando zonas residenciales como Malibu Knolls Road y Sweetwater Canyon Drive, donde varias estructuras fueron completamente destruidas. Mientras tanto, los cielos de Malibú se pintaron de un rojo intenso, creando una escena apocalíptica que reflejaba la devastación que vivían sus habitantes.
VIDEO: @LACoFireAirOps Firehawk helicopter flying along Pacific Coast Highway in Malibu on the way to protect life and property. This is a historic event. Please follow the direction of local authorities. (Original video, ok to use with credit) @VCFD @LACoFD #WoolseyFire pic.twitter.com/SvZSfipzfk
— LACoFireAirOps (@LACoFireAirOps) November 10, 2018
Una amenaza sin tregua
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una advertencia de bandera roja bajo el título de "Situación Particularmente Peligrosa", calificando al incendio como una de las amenazas más serias en la región. Según expertos, las condiciones de sequía extrema, combinadas con los vientos indómitos, podrían convertir al incendio Franklin en un evento tan destructivo como los históricos Woolsey Fire de 2018, que arrasaron con más de 39,000 hectáreas.
A pesar de los esfuerzos titánicos de cientos de bomberos, las condiciones climáticas han sido un enemigo formidable. “Estamos enfrentando un desafío monumental. Los vientos, la vegetación seca y las temperaturas extremas están trabajando en nuestra contra”, declaró Jonathan Torres, portavoz del Departamento de Bomberos de Los Ángeles.
¿Un destino inevitable?
Para muchos habitantes de Malibú, este desastre trae recuerdos amargos de tragedias pasadas. “Cada vez que enfrentamos estas situaciones, me pregunto cuánto tiempo más podremos seguir aquí”, comentó un residente mientras observaba cómo las llamas consumían una casa cercana.
Con las autoridades cerrando un tramo de 9,65 kilómetros de la Pacific Coast Highway y los esfuerzos de contención aún en marcha, Malibú enfrenta nuevamente una lucha que parece interminable. A pesar de las evacuaciones y los esfuerzos de los bomberos, el incendio Franklin sigue avanzando, dejando a su paso destrucción y un futuro incierto para los residentes de esta icónica región costera.
“El infierno no tiene límites, y hoy lo vivimos en Malibú”, concluyó un bombero, exhausto después de horas de combate contra las llamas.
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