Es un momento ideal para dejar las viejas identidades (amores, posesiones, trabajos) que ya no queremos y renacer a lo nuevo, volvernos una primavera interior, a fuerza de renunciar a lo que ya no deseamos.
Para esto podemos tomarnos un momento, celebrar a los puntos cardinales y a los cuatro elementos (fuego, aire, tierra, agua), o hacer una invocación que nos conecte y luego, en un pequeño caldero o símil, quemar un papel que tenga escritos viejos hábitos que queremos dejar atrás, o enumerando las emociones tóxicas de una relación.
También podemos quemar algún objeto representativo de eso que sentimos que nos ata. Por ejemplo, si quiero dejar de fumar, quemo un cigarrillo y honro al fuego sumando tabaco natural. Al mismo tiempo, podemos quemar una hierba (tomillo, lavanda, laurel) en ofrenda a este elemento que tanto nos ilumina y nos da coraje para ir hacia lo nuevo.
El fuego cumple también una función expiatoria, y las cenizas se entierran en la tierra junto con una semilla. Recomendación: hacer este ritual acompañadas.
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