Para comprender al hombre de Aries hay que entender la naturaleza y razones de su animal interior, de aquel bajo cuya sombra le ha tocado nacer: el macho cabrío. Y es que al igual que esta criatura, los nativos del primer signo del zodiaco tiene una obsesión con las cumbres, con el ascenso, con el éxito.
Lo que mueve al hombre Aries desde su más temprana juventud es el deseo de ir a la cabeza del pelotón. Les obsesiona destacar y separarse de los demás. Saberse parte de la masa les aniquila, y ven como un fracaso si no se ganan el reconocimiento de los demás en el trabajo, en la vida social, en el hogar.
Son ganadores natos y no admiten competencia cercana.
Los nativos de Aries tienen una gran confianza en sí mismos que los hace audaces y les lleva vivir con una gran necesidad de retos y proyectos. Cada cima les parece el paso previo antes de otra gran cima, y no engañan a sí mismos con consuelos de éxitos a medias: saben lo que desean, y no paran hasta haberlo conseguido. Son muy duros consigo mismos si no cumple con sus propias expectativas, y por ello viven a la espera de la oportunidad para demostrarse de qué están hechos. No es fácil llevarles la marcha, pues la vida para ellos es una oportunidad tras otra, y dejarlas pasar es desperdiciarla.
Por estos rasgos, los nativos de Aries buscan parejas como ellos: personas que soporten la presión y no le tengan miedo a lo que hace falta hacer apara alcanzar el éxito. Los Aries se enamoran de persona exitosas, de carácter fuerte, que saben imponerse a los problemas y a los rivales. Ven a la mesura y la cautela como formas de la debilidad, y no conceden segundas oportunidades a quien da un paso atrás cuando ya se tomado una decisión. No enamoran ni se dejan enamorar: conquistan. Necesitan admirar a la persona a la que entregan su corazón.
Los Aries actúan de la misma manera en lo que se refiere a su familia: avasallan, ordenan, dirigen… Ven a su familia como una empresa y no quieren que se pierda de nada. Educan a sus hijos en el código del trabajo y de la entrega, pero también en la del merecimiento: “Todo aquel que lucha por algo y no se rinde, saldrá victorioso”, piensan. Transmiten esos valores a sus hijos. De sus parejas esperan que, como ellos se esmeren en ser productivos durante toda la vida, y que no renuncien a la ambición en nombre de los consuelos fáciles.
Tal vez el mayor defecto de los Aries es su obsesión por el éxito, pues puede llevarlos a separarse de lo que aman en aras de objetivos no siempre posibles. Deben aprender a humildad y la eventual belleza del derecho que todos tenemos a fallar y a perder el tiempo de vez en cuando.
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