Hoy en día hay muchas madres jóvenes y para la mayoría resulta difícil la crianza de sus hijos, los consienten de más o los abandonan de más. Un hijo es un reflejo de nuestra armonía en el hogar, si nuestro hijo vive en un entorno de violencia, drogadicción o carencias en el hogar lo más seguro es que el joven siga ese círculo vicioso sin final.
Vamos por pasos:
Si aún tu hijo es pequeño y puedes dialogar con el incúlcale valores y el amor hacia las demás personas, enséñale lo bueno, lo malo y hasta donde es capaz de llegar con sus actos, cuídalo y protégelo siempre ya que experiencias aterradoras de niños también los pueden traumatizar por el resto de sus vidas. Bríndale la atención que necesita pero no lo sobre protejas ya que eso también podría provocar alguna crisis o dependencia de grande. Escucha todo lo que le pasa en el colegio, mantente al tanto de lo que piensa y como se siente.
Si tu hijo es adolescente y está en su etapa de rebelde es prácticamente imposible entablar un dialogo que lo haga entrar en razón, no le grites ni lo regañes, oriéntalo. Pregúntale que le hace falta o que necesita para llenar ese vacío que lo hace cometer cosas que no son apropiadas, bríndale tu confianza y apóyalo, hazle entender que todo lo que haga a su edad repercutirá de grande ya que quiera formar su familia y no tenga con que sustentarlos.
Si tu hijo ya es grande y no va por buen camino lo mejor es cortar todo de tajo, algo estamos haciendo para solapar su locura pero obviamente no lo vamos a solucionar con gritos y discusiones lo mejor es sentarse a dialogar enserio, si va por el camino de las drogas apóyalo a salir adelante, encuentren una solución a sus problemas, pero háganlo dialogando. Si es necesario contacten a algún profesional, entiendan que la vida es hermosa como para desperdiciarla. Disfruta de lo que tienes y lo que te rodea.