“Padre Celestial, renuncio hoy a todo temor y aflicción en el nombre de Jesús. Me aferro a tu palabra y a tus verdades eternas".
“Lléname de tu presencia ahora, recibo el poder y el bautismo de fuego del Espíritu Santo en este momento y abro mi corazón para que me des tus sueños, tu fe y tu sabiduría para iluminar mi vida y caminos”.
“Haz de mi una nueva persona con gozo, felicidad, éxito y victoria en todas las áreas de mi vida. Decido dejar atrás toda mentira del enemigo y todo pecado que no te agrade a ti en el nombre de Jesús”.
“Que sea rota toda cadena de opresión y toda maldición en el nombre de Jesús”.
Te proclamo Rey de reyes sobre mi vida y Señor de señores en todo asunto de mi vida. Tu eres todopoderoso, y te pido fe, unción y temor de tu presencia para buscarte cada día y vivir una vida conforme a tu voluntad.
“Perdoname si me alejado de ti, si he realizado algo que contrista a tu Espíritu Santo. Decido dejar toda rebeldía, desobediencia, queja y odio de mi corazón en el nombre de Jesús.
“Quiero vivir como un hijo tuyo en victoria, con la autoridad que me has dado, con la fe que mueve montañas, proclamando tu señorío sobre todas las cosa de mi vida”.
Recibo ahora los ríos de agua viva de tu Espíritu Santo, tu fuego purificador de santidad y la limpieza de todo mi ser con la preciosa sangre de Cristo.
Vivifícame con tu palabra, levantame con tu poder, soy más que vencedor en Cristo Jesús y proclamo que todo enemigo lo has vencido en la cruz y lo has puesto bajo mis pies.
Enséñame a tener amistad contigo, a conocerte cada día más, porque en Cristo Jesús tu guardas mi corazón y pensamientos con la paz que sobrepasa todo entendimiento”.
¡Pido, recibo y declaro todo esto en el poderoso nombre de Jesús. Amén!