Dotados psíquicos trabajan para la policía y los servicios secretos resolviendo asesinatos y secuestros, y han participado en la investigación de sonados casos de asesinato y secuestro, dando pistas que han aportado a la policía las claves para la resolución de delitos.
Los médiums y videntes al servicio de la ley suelen trabajar en secreto porque sus armas son las capacidades psíquicas y el contacto con el más allá. En el presente reportaje, Manuel Carballal desvela sorprendentes casos contando con las declaraciones en exclusiva de sus protagonistas y de los agentes implicados.
El miércoles 18 de enero de 2017, el cadáver de un joven es descubierto en el kilómetro 698 de la ruta nacional 14, en San Vicente (Argentina). Causa de la muerte: un impacto de bala del en la cara. La División de Homicidios de la Unidad Regional VII inicia la investigación e identifica a la víctima como Diego Anyer, alias Cristian, un joven de 20 años vecino de San Vicente. Pocas horas después del crimen, la Policía argentina detiene a un sospechoso: un hombre de 51 años a quien atribuyen el asesinato por un asunto de drogas. El caso parece cerrado…
El aparecido dijo a la asustada muchacha que el detenido no era el autor de su muerte, y acto seguido le reveló la identidad de los verdaderos asesinos.
Tras la autopsia, el magistrado del Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, Gerardo Casco, entrega el cadáver de Cristian a la familia para que proceda al velatorio y entierro. Y entonces ocurre algo insólito. Alrededor de las 23 horas del viernes 20 de enero, una joven de 14 años –vecina de la víctima– que había asistido al velatorio, ingresa en el Hospital de San Vicente con un fuerte ataque de ansiedad. Asegura que tras presentar sus respetos a la familia, acudió al cuarto de baño y allí se le presentó el fantasma de Cristian. El aparecido dijo a la asustada muchacha que el detenido no era el autor de su muerte, y acto seguido le reveló la identidad de los verdaderos asesinos. Según el Dr. Claudio Soto González, director del Hospital de San Vicente, la niña insistía en que el espíritu de Cristian le había mostrado la escena de su asesinato, y los verdaderos autores eran el padre y los amigos de una menor de 12 años con la que Cristian había iniciado una relación sentimental. El Dr. Soto y los médicos de San Vicente, en vista de la insistencia de la muchacha y de su grado de angustia y excitación, decidieron comunicar dicha información al juez Gerardo Casco. Sorprendentemente, el magistrado creyó a la niña y ordenó la incautación de trece teléfonos móviles y el registro de las viviendas de los supuestos autores del crimen señalados por la menor. Durante el registro, los policías de San Vicente encontraron evidencias del crimen, como ropas manchadas de sangre. Teniendo en cuenta tales pruebas, Gerardo Casco decidió liberar al primer sospechoso y acusar formalmente del crimen a los detenidos señalados por la joven…
Los responsables de la investigación, como el jefe de Policía de San Vicente, Manuel Céspedes, y criminólogos argentinos como Olga Fernández Chávez, especularon con la posibilidad de que la niña hubiese obtenido esa información por otros canales, «fabricando» en su mente la idea de una aparición fantasmal para justificarla, pero lo cierto es que el juez ordenó los registros y detenciones basándose en un supuesto contacto con el más allá. Al día siguiente, la prensa local primero y la nacional e internacional después, presentaron la noticia bajo titulares tan llamativos como Una niña vidente resuelve el crimen de San Vicente. Pocas horas después, los juzgados de San Vicente recibían, procedentes de todos los rincones de Argentina, solicitudes para que la «niña vidente» colaborase en la investigación de otros crímenes o desapariciones no resueltos.