¡Oh glorioso san Hilarión, bendito siervo del Señor,
que repartiste tus bienes y te retiraste al desierto
para agradar y servir a su Divina Majestad
y así poder obtener los bienes Celestiales,
y con la inteligencia de la mente
y con la pureza de tu cuerpo y alma
viviste como un ángel fiel a Dios y solo a Dios
y entregado de corazón a aliviar al prójimo.
Tú que trenzaste la corona del triunfo y de la gloria
y ahora gozas de las irradiaciones de los santos
y eres valiosísimo intercesor nuestro,
te ruego que junto a la Virgen, los Ángeles y Santos
me socorras en este pesar que me acontece.
Bienaventurado san Hilarión,
padre y jefe de los ermitaños,
merecedor de toda alabanza por tu virtud y bondad
que obtuviste los dones divinos
y eres prodigioso obrador de incontables milagros,
recibe mis peticiones y bendíceme con tus favores.
Bondadoso y amoroso san Hilarión
que por propios merecimientos fuiste nombrado
patrón de los asuntos difíciles y desesperados,
protector de los que pasan por carencias,
y eficaz abogado y mediador
de los que no encuentran alivio en sus agobios
ni consuelo en sus necesidades, tristezas y penas
y siempre estas atento a los problemas de los demás,
te ruego que ahora que estas delante del Altísimo
le pidas con fervor por la sanidad de mi alma,
de mi cuerpo y de mente,
y, por la distinción que te dispensó el Padre Eterno,
derrama sobre mí, hoy lleno de intranquilidades,
el perfume bendito y dichoso
de las rosas fragantes de tu inmensa caridad
y alcánzame este favor que con fe solicito:
(decir con mucha confianza lo que se quiere obtener).
San Hilarión lleno de Espíritu Divino,
divino hacedor de milagros inspirado por Dios
tú que habitas en los Cielos
y eres rayo de esperanza que disipa las adversidades
haz que desaparezcan las dificultades por las que paso,
aleja de mi vida todo sufrimiento y carencia,
y cambia mis amarguras por alegría.
Quita, aleja y retira todo lo malo que me rodea,
para que pueda entrar la suerte, la ventura
la abundancia, la riqueza y la fortuna
en mi vida, en mi hogar, en mi trabajo y negocio;
tú que gozas de gran poder ante el Señor
ven en mi auxilio y ayúdame a conseguir lo que deseo,
a cambio te prometo dar a conocer tu nombre
y hacer que otros te invoquen en sus necesidades.
San Hilarión, buen santo mío,
reza por todos quienes invocamos tu ayuda
y llénanos de bienestar y prosperidad,
pero sobre todo cuida y vigila nuestros pasos
para que siempre estemos cerca del Señor
y seamos buenos y comprensivos con los demás,
para que así podamos algún día en el Paraíso
cantar las eternas misericordias de Dios,
contigo, con María Santísima, los Ángeles y Santos.
Así sea.
Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
La oración se hace durante tres días
y se enciende una vela blanca cada día.