Márchate a tiempo. Regresa a tu casa incluso si allí nadie te espera, aléjate de malos amigos, relaciones inoportunas y malas costumbres. De la depresión y pensamientos sombríos, recuerdos pesados, relaciones que ya no dan para más, de las personas que te destruyen, o incluso de la persona que está a tu lado.
Dale una oportunidad tanto a ella como a ti mismo de encontrar a alguien con quien ambos estarían mejor, más cómodos, más tranquilos. Si tú y tu pareja no son capaces de proporcionarlo uno al otro, es hora de irse cada quien por su lado con la esperanza de obtener la felicidad en otras relaciones.
No seas tacaño y egoísta, no les quites a los demás las posibilidades de ser felices a su manera. Porque cada uno de nosotros está en cierto punto de evolución, nos movemos a nuestro ritrmo, emanamos frecuencias distintas y recibimos nuestras experiencias.
Si coincides en tus energías con otra persona plenamente, quiere decir que encontraste a tu media naranja y bailas con ella una danza de pareja. Si, al contrario, vives una etapa de discordia prolongada, simplemente recibe la experiencia necesaria, agradécela a tu pareja y márchate a tiempo.
No dejes que la situación llegue más lejos y que tengas que tomar esta decisión en condiciones menos favorables para ti. Que no te importe la «opinión pública»: a la gente en realidad no le interesan tus sinceros y verdaderos motivos, les da igual que ya no aguantes estar en una relación agobiante y que ya hayas hecho todo lo posible para salvarla; no les importa pero te lastimarán con su crítica.
Márchate a tiempo, no dejes cicatrices más profundas en tu vida, no dejes que se te contagie el virus de la culpa; un sentimiento que con asombroso empeño te aparta de tu vida y de ti mismo.
Valora tu vida más de lo que lo hacen los demás. Márchate a tiempo si alguien pone su vida por encima de la tuya. Tú respondes primero por ti, y ya después por alguien más. Nadie ha llegado a esta vida para sacrificar sus tesoros más valiosos: la vida misma y el amor.
Perderte a ti mismo es fácil, así cómo lo es disolverte en otra persona, en otra vida, en el mundo de alguien más, en una realidad ajena. Lo difícil es encontrarte a ti mismo. Tú eres el que establece los límites para no permitir que la gente se aproveche de ti. Si te sacrificas más de lo necesario por alguien, automáticamente te despojas de algo: en algún momento de tu vida te darás cuenta de que te hacen falta fuerzas, y serán aquellas fuerzas que gastaste en vano alguna vez.
Las relaciones son productivas cuando contemplan algún intercambio, interacción mutua. Es un baile en pareja. Pero si te empezaron a pisar los pies hasta dejártelos adoloridos y con ampollas, hay que detener este baile y, después de curarte los pies, empezar otra danza hermosa, tal vez con otra pareja. Esto aplica para todo tipo de relaciones: amorosas, laborales y familiares.
Aprende a marcharte a tiempo. Siempre sabrás cuándo es el momento adecuado: confía en ti mismo, no te engañes y tampoco engañes a los demás.
Por más increíble que parezca, malas personas no existen. Existen personas distintas a nosotros. Desconocemos el verdadero sentido de este rito sagrado llamado vida, pero la vida está en todas partes, tanto en el mundo exterior como adentro de cada uno. Y no tenemos ninguna otra responsabilidad que responder por nosotros mismos.
Todo lo que sucede en tu vida, ocurre porque tú lo permites. Tú eres el que prefiere ver la vida de color gris, tú eres el que elige tenerle miedo a todo y te permites ser forastero en tu propia vida.
Mira a tu alrededor. Tal vez llegó la hora de liberarte de estas ataduras. Es increíblemente difícil dejar aquello que ya no da para más y marcharse. Es difícil partir, pero partir a tiempo es imprescindible. Espera el momento adecuado, madura para tomar esta decisión, pero márchate a tiempo.
Deja a un lado los juicios y opiniones de los demás, mira adentro de ti mismo. ¿Dónde está tu punto de apoyo? Recuerda que es la única manera de mover el mundo. No lo busques en otras personas, pues te diré un secreto: ¡no está allí! Así como tampoco encontrarás felicidad en otras personas si no la ves en ti mismo.
Deja a tiempo tus ilusiones y miedos obsesivos, pero proponte nuevos objetivos y sigue soñando. No temas equivocarte, porque significaría que lo has intentado. No temas la reacción de las demás personas, en cualquier caso no la podrás predecir hasta que hagas lo que quieras hacer. Siempre tendrás la oportunidad de irte a tiempo. Irte y seguir adelante.
Curiosamente, siempre sufrimos cuando no obtenemos lo que queremos, pero nunca nos ponemos a pensar que todo pasa por algo. Y tal vez tus deseos no realizados en un cierto momento de tu vida te protegieron de algo terrible.
La verdad es sencilla: todo sucede a su tiempo, incluso los milagros. Por lo tanto, márchate a tiempo y no le quites tiempo a nadie. Porque reteniendo a otras personas, interfieres en sus destinos y cambias los guiones de sus vidas.