Las lágrimas son mi único pan de día y de noche, mientras me preguntan sin cesar: “¿Dónde está tu Dios?”.
Diré a mi Dios: “Mi Roca, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué tendré que estar triste, oprimido por mi enemigo?”. Mis huesos se quebrantan por la burla de mis adversarios; mientras me preguntan sin cesar: “¿Dónde está tu Dios?”. ¿Por qué te deprimes, alma mía? Por qué te inquietas?
Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias, a él, que es mi salvador y mi Dios.
De día, el Señor me dará su gracia; y de noche, cantaré mi alabanza al Dios de mi vida”.
(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)
Señor Jesús hijo de Dios y Salvador nuestro, libérame de la angustia, de la aflicción, congoja y ansiedad.
Señor el temor opresivo sin causa precisa me perturba, me agobia y me abate.
Este Dolor y sufrimiento me causa gran pena, impotencia y desesperación, esta angustia que se convierte en un tormento y sofoco, que me produce una sensación de opresión en la región torácica y en mi abdomen, son visitantes frecuentes de mi existencia.
Pero se que esta situación pasará y la paz que proviene de ti volverá.
Debemos dar gracias por y para siempre al Señor, ello nos mantiene alejados de los llamados descensos de la intensidad de nuestra fe.
Cuando nos acostumbramos a hacer nuestra voluntad sin que la sometamos por intermedio de la oración y por la búsqueda en la palabra de Dios, a su santa aprobación, entonces se inician los periodos de confusión, desconcierto, impotencia, debilidad intelectiva, carnal y espiritual.
Que bueno es ser tu hijo, Señor Dios. Que grandioso es tu perdón. Que indefinible es el perdón y la protección que advino por el sacrificio, limpio, puro y sin mancha de nuestro Señor Jesucristo.
Sin esta entrega a la muerte de Cruz y resurrección gloriosa.
Sin este triunfo sobre el pecado, la muerte y el mal, del Hijo de Dios y Señor nuestro: Jesús de Nazaret, sería imposible nuestra propia salvación y liberación.
Gracias Señor por arrojar de nuestra vida, las angustias, a las penas ,tribulaciones, a nuestras ansiedades, confusiones, desconciertos, las impotencias, el desamor, la agresividad y todo lo que nos aleja de ti y que te desagrada .
Demos gracias con toda nuestro corazón a nuestro Buen Dios y mantengamos nuestra confianza en El. Tristeza y Melancolía fuera de la casa mía.