Cualquier persona que se acerque a nosotros y nos produzca de una forma u otra un efecto emocional habrá sido atraída en un 80 por ciento por la fuerza de nuestro magnetismo, y, en un 20 por ciento, por otros factores externos.
A veces nos topamos con según que personas en nuestra vida o nos suceden cosas sin explicación aparente. Sin embargo, incluso en estas ocasiones, existe una razón, un porqué. Para todo hay una explicación, lo que sucede es que en muchos casos no resulta tan evidente a primera vista. Cuanto mejor lleguemos a comprender el magnetismo del corazón y sus secretos, más claros nos parecerán todos nuestros porqués y podremos explorarnos y explorar a los demás en un viaje interior maravilloso.
Aparte de lo que hayamos experimentado juntos, en realidad hay un motivo más profundo para habernos encontrado. La otra persona nos ayuda a hallar respuestas muy personales haciendo que nos planteemos dos de las cuestiones más básicas: “¿quienes somos?” y “¿qué es el amor?”. A través de la convivencia, del intercambio y del día a día con los demás, descubrimos mucho de nosotros mismos, lo cual no sería posible estando solos. O bien empezamos a amar la vida porque otra persona nos muestra nuestra belleza y nosotros la explotamos, o bien su comportamiento nos inhibe y, al final, nos lleva a fortalecernos, a tener seguridad en nosotros mismos y hacia una libertad interior.
A veces todo esto se produce rápidamente, y otras es un proceso más largo. Sin embargo, el motivo es siempre el mismo:
- Reforzar lo que ya tenemos.
- Completar lo que nos falta.
- Crecer en otros aspectos.
- Reconocernos a nosotros mismos.