Si has sido miembro de algún grupo ambientalista o participado en la defensa de algún espacio verde en contra del creciente urbanismo y la indetenible codicia inmobiliaria, es probable que más de una vez te hayan mandado a abrazar un árbol o, en caso de vivir en un país anglosajón, te hayan llamado “treehugger”, abrazador de árboles, a modo de insulto. Pues bien, nuevos estudios apuntan a que abrazar árboles no sólo no es un síntoma de locura sino que podría ser, entre otras cosas, un remedio para varias clases de desórdenes mentales.
En su libro Blinded by Science (Cegado por la ciencia, 2011) Matthew Silverstone afirma que estudios recientes han revelado que las vibraciones de objetos y seres de la naturaleza ejercen efectos beneficiosos sobre el cuerpo humano. Abrazar árboles o permanecer cerca de ellos puede aliviar dolores de cabeza, mejorar la concentración, contrarrestar algunos síntomas de la depresión y los del trastorno de hiperactividad por déficit de atención.
El investigador Marc Berman concluyó, después de un estudio, que el contacto regular con la naturaleza combate la depresión, promueve la atención y mejora la memoria. Por otra parte, investigadores de la Universidad de Stanford señalan que “los espacios verdes seguro pueden ser tan eficaces como los medicamentos recetados en el tratamiento de algunas enfermedades mentales”.
En su libro, Silverstone explica que todas las sustancias y seres de la naturaleza poseen una vibración particular, y usa como ejemplo un experimento realizado con un vaso de agua tratada con 10 Hz. Los niveles de coagulación de una persona cambiaron favorablemente después de beber esta agua tratada. Cada especie de árbol tiene una vibración particular y al abrazarlo tu salud es beneficiada por dicha vibración.
Sin las plantas la vida basada en el oxígeno no sería posible, pues son los principales productores de este gas, y además son el primer y más importante escalón de la cadena alimenticia. Ahora, a sus infinitas virtudes hay que agregar las propiedades curativas de su proximidad y contacto.
Así que, si quieres gozar de buena salud debes considerar el placer de convertirte en un “abrazador de árboles”. La naturaleza no deja de asombrarnos.