El aura está formada por un conjunto de capas energéticas que se superponen e interpenetran el cuerpo físico.
Así como mantenemos limpio el cuerpo, así también debemos limpiar constantemente nuestra aura, que suele cargarse con todo tipo de energías, tanto de las personas y lugares con los que entramos en contacto diariamente, como de nuestros propios pensamientos, experiencias y emociones.
La limpieza de nuestro campo energético es fundamental para el crecimiento espiritual, porque aunque no vemos las cargas negativas, pueden permanecer en nuestro cuerpo por muchísimo tiempo, obstruyendo la mente, los pensamientos y los órganos del cuerpo, creando cansancio, pesadez y enfermedades, impidiendo que nos comuniquemos con nuestra conciencia interna.
Despejar el aura con limpiezas frecuentes permite que fluya cualquier ejercicio espiritual que deseemos llevar a cabo, como contemplaciones, meditaciones, visualizaciones y percepciones.
Es recomendable la limpieza del aura en el físico, mediante baños, y en los planos energéticos, a través de la intención.
Comenzaremos con la limpieza física, paso importante a pesar de que muchas personas duden que con un baño puedan eliminarse energías.
Lo cierto es que el agua mezclada con algunos ingredientes actúa sobre el éter que cubre nuestro cuerpo físico y elimina el sucio acumulado en forma similar al jabón que utilizamos en la higiene diaria.
El mineral más recomendado para la limpieza del aura es la sal marina, elemento de tierra, saturnino, con propiedades absorbentes, cualidad que la hace útil para conservar los alimentos sin gérmenes y listos para el consumo.
De ahí que con esta propiedad le permita absorber la negatividad energética de nuestra aura.
Si sentimos mucha pesadez o tenemos excesiva carga emocional negativa, e incluso si creemos que nos están haciendo envíos energéticos , se recomienda que una noche, antes de ir a dormir, se tome ½ kilo de sal marina.
Se dan pequeñas friegas con la sal seca de la cabeza a los pies, con movimientos en círculo.
No debemos mojarnos sino que nos quitaremos los grumos más gruesos de sal y nos iremos a dormir. Por la mañana, nos duchamos con normalidad.
En esos casos, se recomienda esta práctica 1 día a la semana, durante 3 semanas para asegurar que la negatividad superficial quede totalmente transmutada a través del sueño, luego se puede disminuir el lapso de aplicación.
Más tarde, si somos asiduos en la práctica y lo hacemos 1 vez al mes, podremos mantener equilibrado nuestro campo.
En ese caso hacemos la limpieza de mantenimiento, colocando un puñado de sal marina en uno o dos litros de agua tibia, y aplicar después del baño cotidiano, dejando secar en el cuerpo y retirando con la ducha al otro día.
Otras alternativas consisten diluir un puñado de sal en 2 litros de agua en una tina, en la cual sumergimos los pies por 20 a 30 minutos y meter los pies. En caso de que tengamos tiempo sin hacernos la limpieza se utiliza ½ kilo de sal con bicarbonato de sodio en 2 litros de agua tibia Aplicar el baño 1 o 2 veces por semana.
Limpieza por intención
Se hace a través de visualizaciones. Existen muchos ejercicios para ello. Siempre se visualiza un óvalo blanco alrededor del cuerpo. Si no es posible percibirlo, con solo imaginarlo es suficiente.
Luego se realiza una quelación del aura, expulsando cargas negativas. Se hace colocándose de pie, sin calzado, y visualizando una energía que sube desde la tierra y recorre todo el cuerpo, limpiándolo.
La limpieza se completa con la visualización de una esfera dorada a 20 cm por encima de la cabeza, de donde parte un baño de luz dorada que sale y cubre todo el óvalo del aura por un lapso de 2 minutos, aproximadamente.