Para ello será necesario contar con un cristal de cuarzo, uno de amatista y un ambiente con agua, que preferentemente se aconseja sea el mar, pero también se puede llevar a cabo en un lago, un arroyo y hasta en la bañera o la ducha.
Antes de empezar se debe saber que la amatista es la piedra destinada para sanar, para la transmutación del alma y el camino hacia la videncia, además que convierte todo lo negativo en positivo; mientras que el cuarzo aumenta enormemente la energía mental de las personas. Y durante el ritual, el cristal que se escoja, debe ser colocado en la zona del tercer ojo, es decir, algo más arriba del entrecejo.
Escoges el cristal, te lo colocas y te acuestas en el agua con la cabeza fuera de ella, para luego proceder a llamarte a ti mismo por tu nombre unas treinta veces –puede ser en voz alta o baja-.
Luego te ves a ti mismo con los ojos cerrados y en ese momento, te imaginas todo lo que deseas, pero sin límites ni falsas modestias, es decir, que pides todo aquello que realmente sientes que deseas desde lo más profundo de tu ser.
Te los imaginas uno por uno, mientras les vas dando un color violeta a cada elección hecha por ti, y con ello, también debes ser consecuente con lo que pides y a quienes puedes estar afectando con ello, debes buscar equilibrio y armonía.
Esta meditación te va a llevar a conseguir todo lo que deseaste en un par de meses… ¡Suerte!