Existe una energía y esencia especial en cada una de las piedras que utilizamos en nuestros ornamentos; propiedades que las hacen particularmente atractivas para que se ajusten a circunstancias específicas de nuestras vidas, las mismas que nos ayudarán a mejorar nuestra existencia y a combatir todo aquello que la intente perjudicar.
Más allá del material del que se componga cada piedra, estas también basan sus poderes en el color con el que la naturaleza las dotó; por ello, es importante conocer los atributos de cada una de ellas según esta característica.
Las piedras rojas tienen un particular efecto cuando se tratan de eliminar las inquietudes o cuando manifestamos ciertas debilidades para determinadas circunstancias o ante eventos específicos, además, nos proveen de mucho ánimo, fuerza y valor para emprender nuestras acciones.
Las de color rosado nos ayudarán a solucionar nuestros conflictos amorosos y pueden traer a nuestras vidas al primer amor, así como a elevar nuestra pasión y a tener más claridad en las cosas del corazón.
Cuando creemos que en nuestras vidas existe un déficit de valor o de ideas, serán las piedras de color naranja las que combatan este problema, agregando justamente mayor vitalidad y creatividad para sacar adelante algún proyecto o salir de algún apuro.
Una vida llena de paz, tranquilidad y relajación es la que nos ayudan a conseguir las piedras de color verde, mientras que las amarillas nos cargan de energía muy positiva, haciendo posible tener la mente muy clara para enfrentar las cosas, además de adicionarnos algo más de suerte para todo ello.
Una piedra azul nos permitirá desarrollar nuestra intuición, así como también nos ayuda a establecer un mejor contacto con nuestra divinidad o nuestro dios; y una de color violeta nos saca de nuestro estado de inquietud o tristeza para darnos justamente el estado de tranquilidad y paz que ansiamos.
Una de color turquesa nos permite combatir la brujería y sacarnos de encima el mal de ojo, ofreciéndonos mucha protección para luchar contra estas fuerzas malignas.
Y por último, están las piedras negras que nos dotan de una mejor memoria y le otorgan una mejor disciplina a nuestra forma de vivir; mientras que las piedras blancas nos ayudan a eliminar el enfado ofreciéndonos mucha paz, sosiego y tranquilidad.