Las teorías que hablan de una interconexión natural entre todos los seres del Universo explican que todo tiene un orden y un equilibrio, el mismo que sirve para mantener el balance de la existencia entre nosotros.
Creer que los seres humanos somos los únicos que poseemos la energía esencial de la vida es equivocado, y debemos reconocer que hasta la más pequeña forma de vida tiene un rol determinante en la estructura de este mundo.
Uno de los ejemplos con los que podemos ver claramente graficada esta afirmación nos la dan las plantas, ya que al igual que nosotros, ellas poseen una energía natural que las conecta con el resto del universo y permite su coexistencia entre nosotros.
Y esto se puede apreciar fácilmente, pues las plantas presentan una gran capacidad para recibir las emociones de los seres humanos y de reaccionar a cada una de ellas, lo cual ha sido muy estudiado durante años por científicos de todo el mundo y que ha llevado a comprobar la existencia de una conexión síquica de las plantas con cada uno de nosotros.
Parece increíble poder comprobar que las plantas perciben nuestra emotividad de manera tan directa, y que tanto el amor, como la alegría, la angustia, el odio, la ira o hasta el miedo, pueden ser tan decisivas en el desarrollo de la vida de las mismas y de su propia energía.
Seguramente nos habremos fijado alguna vez que aquellas personas que tienen predilección por el sembrado de plantas y flores, tienen la costumbre de hablarles cariñosamente y hasta de escoger determinadas piezas musicales para colocarlas como temas ambientales para favorecer su crecimiento y desarrollo.
Y si revisamos las tradiciones y costumbres de cada región, veremos que tanto chamanes como curanderos que utilizan plantas para sus curaciones, agradecen y hasta piden permiso a éstas antes de retirarlas de la tierra que les dio la vida.