El conocido Mal de Ojo es referido desde tiempos muy antiguos, pues durante las épocas sumerias –tres mil años antes de Cristo- ya se le mencionaba, lo cual nos muestra el gran temor que por aquel entonces ya se tenía por él.
Muchas culturas del Mediterráneo y del Oriente Medio creían fehacientemente en el efecto de la mirada, sobre todo cuando existe la envidia, el resentimiento o la mala fe del resto.
Es por ello, que algunas sociedades crearon amuletos para combatir esta energía negativa, entre las cuales está el pueblo turco que popularizó el Ojo Turco con el fin de repeler este mal.
Inicialmente, el Ojo Turco era usado cada vez que nacía un nuevo ser, y de esta manera evitar que las miradas malignas pudieran afectar el normal desarrollo y la salud del pequeño, pero poco a poco, este talismán pasó a ser utilizado para todo aquel momento en el que uno requería algo de buena fortuna y bendiciones para el éxito.
Además de Turquía, también encontramos el Ojo Turco en muchas regiones de Grecia, en donde este amuleto es representado con la figura de un ojo sobre un fondo azul, cuya mirada se encargará de alejar a los malos espíritus y mantener a todos a salvo de cualquier desgracia.
La creencia y fe en este objeto es tan fuerte que se puede encontrar en casi toda la decoración de las casas, en los vehículos de transporte público, en taxis, en las muñecas de los adolescentes y en muchos otros lugares. Pero en donde nunca faltará es en la ropa de los recién nacidos, ya que de no contar con él se corre el riesgo de gran peligro para el bebé.
Existe la creencia de que cuando este amuleto presenta grietas es debido a que ha cumplido eficazmente su función de evitar las malas influencias o energías, y de inmediato se debe proceder a cambiarlo por uno nuevo.
