Padre nuestro, que estás en los cielos. Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, danos el de hoy, y perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del maligno, amén.
Oh, gran Dios Creador, Salvador y Glorificador
Haz. Oh Padre celestial, que la bendición de los Santos Ángeles. Arcángeles, Serafines, Querubines, Tronos, Poderes y Virtudes, sean siempre conmigo.
Así sea.
Que la bendición de todos los cielos y la de Dios Omnipotente sea conmigo.
Así sea.
Que la bendición de los Patriarcas, Profetas,
Mártires, Confesores. Vírgenes y de todos los Santos, sea siempre conmigo.
Así sea.
Que la bondad y misericordia infinitas de Dios me den la firmeza necesaria para no caer en los lazos del demonio y me libren de ser víctima de sus asechanzas.
Así sea.
Que la majestad de Dios Todopoderoso me sostenga y me proteja; que su bondad infinita me guíe: que su caridad sin límites me inflame; que su divinidad suprema me conduzca, que el poder del Padre me conserve; que la sabiduría del Hijo me vivifique: que la virtud del Espíritu Santo me ilumine.
Así sea.
Oh Jesucristo. Único Hijo de Dios vivo, yo te pido
Que estés siempre como muralla infranqueable entre mis enemigos, visibles e invisibles, y este pobre pecador.
Así sea.
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