Oh Niño Jesús, dueño de la vida y de la muerte, aunque indigno y pecador, me postro ante Ti para implorar la salud de (se nombra a la persona para quien se pide la gracia), a quien tanto amo.
La persona que te encomiendo sufre mucho, afligida por dolores, y no puede encontrar otra salida más que en tu omnipotencia, en la que pone todas sus esperanzas.
Alivia, oh médico Celeste, sus penas, líbrala de sus sufrimientos y dale perfecta salud, si esto es conforme al querer divino y al verdadero bien de su alma.
Amen