El mal de ojo es un malestar generalizado que comienza por agitación, cansancio, y evidencias de una mala racha, sin motivo justificado, en todos los asuntos que estamos realizando, llevando a cabo o planificando; negatividad que va ‘in crescendo’ acumulando malestares y molestias. Asimismo suele ir acompañado de problemas físicos no habituales.
¿Cómo se produce esto?: Esencialmente, a través de una asimilación o de un ‘contagio’ de energía dañina transmitida por otra persona, ya sea voluntaria o involuntariamente. Puede ocurrir que el provocador desconozca su propio poder y lo más seguro es que no sea consciente de sus propios deseos o envidias hacia los demás; pero eso no quiere decir que igualmente no sea el causante.
Ciertos síntomas son indicativos de mal de ojo provocado. En los niños, hay tres síntomas muy definidos:
– Llanto continuo (sin haber causa aparente alguna).
– Falta de apetito.
– Insomnio (se suelen despertar por la noche).
Síntomas en personas adultas:
1.-Insomnio
2.-Pesadillas y sueños negativos repetitivos.
3.-Sobresaltos durante el sueño (se despiertan con sensación de azoramiento, aturdimiento y/o agobio).
4.-Pesadez y opresión en el pecho, ya sea dormido o despierto.
5.-Presión en la garganta por un sueño ocurrido en las últimas horas de la noche. Siempre en este caso el despertar es sobresaltado.
6.-Tensión nerviosa. Estado de nerviosismo y ansiedad generalizada; aunque hay que tener en cuenta que debe concurrir algún otro síntoma.
7.-Falta de energía. La persona se encuentra en un estado de energía bajísimo, habitualmente cansado y agotado.
8.- Depresión.
9.- Mareos y vahídos.
10.- Mente confusa. Muestras de no comprender cosas simples, olvidos, sensación de embotamiento. Pérdida de memoria.
11.- Náuseas, vómitos y falta de apetito
13.- Inapetencia sexual.
Otros síntomas en muchas ocasiones son el experimentar tristeza, llanto, dolores de cabeza, estómago y espalda sobre todo. Tensión nerviosa y falta de concentración son características muy sintomáticas. A esto se añade que los médicos no encuentran en muchas ocasiones motivo justificado para estos estados; y evidentemente, a partir de ahí, ya tenemos el caldo de cultivo para que se sumen los problema de relación de pareja, con secuelas tales como la impotencia o inapetencia sexual. Los mareos, la pérdida de memoria, la desgana o el desinterés por la vida aparecen en escena, y como consecuencia llegan problemas laborales y económicos, bien sazonado todo ello con disputas familiares. El resultado es una crisis personal, en la que lo más difícil es detectar la causa. En una palabra, la persona ha perdido su vibración energética habitual y todo se viene en su contra.
El hecho de que todos tengamos uno o dos de estos síntomas no significa que estemos afectados por el mal de ojo; deben coincidir varias de todas estas características citadas; y así y todo, debemos cerciorarnos efectivamente y no quedarnos con ninguna duda de que el aojamiento se ha producido.
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